Animita para un ciclista

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Molécula

Published: Jan, 1 2012
http://molecula.cl/2012/01/opinion/animita-para-un-ciclista/

Hay quienes dicen que es imposible echar de menos Nueva York,
porque la ciudad que alguna vez conociste o visitaste, rápidamente deja
de existir. Los edificios cambian de dueño,
se pone de moda una esquina y deja de estar otra, se inauguran
restaurantes todas las semanas y, en apariencia, los barrios se
transforman constantemente. Pero hay cosas que permanecen iguales, aun
ante la exigente novedad que implica la vorágine del capitalismo.

Hasta hace unos meses, en la esquina de Borinquen Pl. con Rodney St.,
en el sur de Williamsburg (barrio que durante la década pasada fue el
epicentro de la movida hipster de Brooklyn), no había nada: un viejo
edificio gris de un piso que permanecía con sus cortinas metálicas
cerradas, donde se leían dos graffitis: en uno decía "GORDO" y en el
otro "AMOR". Al lado había un Car Wash y un patio de juegos cruzando la
calle, donde algunos chicos se juntaban a fumar.

Diariamente, más de 200.000 personas se suben -como medio de transporte o modo de trabajo- a su bicicleta en Nueva York.

Pero hace poco, la apariencia del lugar cambió. Del poste donde un
cartel prohibía estacionar, apareció amarrada una bicicleta blanca. De
su canasto se asoman flores plásticas y, junto a sus pedales, hay una
serie de velas de colores que de noche alguien prende. Se trata del
altar de Nicolas Djandji, quien vivía a unas cuadras de ahí y la tarde
del 3 de septiembre iba pedaleando a su casa, cuando decidió doblar por
Borinquen Pl. y una mujer, manejando una Toyota Highlander, se estrelló
contra él, asignándole un número: el décimo ciclista en morir en Nueva
York en 2011.

Su altar es el número 406 de todas las bicicletas blancas agrupadas en Ghost Bikes (http://ghostbikes.org),
una iniciativa que desde el año 2003 instala estos memoriales en los
lugares donde un ciclista murió o fue impactado de muerte. Estas
animitas están repartidas en 107 locaciones alrededor del mundo (Chile
aún no figura entre ellas).

Diariamente, más de 200.000 personas se suben -como medio de
transporte o modo de trabajo- a su bicicleta en Nueva York. ¿A qué se
oponen al hacerlo? A una red vial dominada por los automóviles que
generan tacos en las calles, polución y contaminación acústica. Pero los
ciclistas también se oponen a un sistema dominante. Y así lo entienden
los Ghost Bikes.

Entre las cosas que sobreviven al cambio de modas en el paisaje de la
ciudad, están estas presencias blancas que han sorteado quejas
vecinales, robos y las variaciones del clima. Nicolas era un artista de
24 años, nacido en Alejandría, Egipto, que se había mudado en 2009 a
Brooklyn. Estudió pintura e ilustración, y quería ser curador. Su web (http://nicolasdjandji.com)
sigue activa, y ahí se pueden ver sus proyectos artísticos y
colaboraciones con la Fundación Dia, a cargo de Dia:Beacon, uno de los
más prestigiosos museos de arte contemporáneo en el mundo. Pero también
era un ciclista. Y eso también dice algo de él: una bicicleta en la gran
ciudad es siempre -aunque casi fantasmalmente- un modo radical de
resistencia.